domingo, 26 de febrero de 2012

The Poem

Rima VII


La eternidad ha alcanzado su cota y las aves lo cantan,
entre tumultos escasos de sueños rotos yace la verdad...
Hoy la llama del deseo se apaga lentamente ante mí y sé,
que las escurridizas gotas recorren las torneadas mejillas
y caen en el olvido de la tempestad. ¡La muerte llegó!


Creyendo encontrar la solución en las revisas usuales, vi
la razón de este olvido sin sentido ¿Acaso no rozo la locura?
Espejos de cristal muestran esa imagen angelical y ciego, 
ante su belleza me dejo seducir por una ilusión carmesí...


¡Oh, ninfa del bosque! ¿Por qué en tus tierras no brilla el Sol?
Su calidez solo puede ser reemplazada por mi presencia.
¡Oh, fata nocturna! ¿Por qué la oculta luna aún sigue así?
Su belleza es tímida de la mía y mantiene así en mi presencia.
¡Oh, compañera de Gaia! ¿Acaso me hechizaste con tu olor?


Siento dentro de mí su poder, creciendo junto a Cronos y él,
yaciendo en la soledad tu esperanza se disuelve con el agua,
¿Por qué dejaste en libertad tan sensación? ¡Congélame ya!
No digas más palabras... pues quiero leerlas de tu nueva vida.


Condesa de las tinieblas relata historias perdidas en el mar, 
contadas a cada marinero que vaga por sus tierras nórdicas,
¡devuélveme mi juventud o entrégame la eternidad acotada!
Mas no dejes ciego a quien mira los claros cristales del hogar.

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